El amor pasional
- Dr. Jonatan Escobar
- 26 jun 2022
- 4 Min. de lectura
He meditado acerca de dónde venimos, a dónde vamos, y en el proceso he identificado dentro de mí sensaciones que ya no se explican con lo que hay afuera, con lo que tocan mis manos o ven mis ojos, entonces considero que parte de lo que surge de los adentros viene de otras épocas, de otros lugares de otros “allá y entonces”. Hoy me encuentro solo, redactando estás líneas al frágil calor de la luz artificial que pende del techo e ilumina mi entorno, estoy solo en lo que a mi realidad respecta; las alegrías y tristezas son para mí, así la alegría dura menos, la tristeza pesa más, camino los senderos pensando que el cobijo de la luna y el sol deberán bastarme para el devenir de mis días, tendré la literatura y quizás la compañía de algún animal como un perro o de preferencia un gato, para gratificar mi necesidad de compartir la vida, pero nada más, ya no hay más. ¿Por qué estoy solo? He querido echarle la culpa al destino pensando que así debería de ser, que he sido elegido por alguna sabiduría inconmensurable para experimentar la soledad, aguda y fría, constante y envolvente; ya después de tanto meditar creo que… he encontrado la respuesta: Estoy solo porque quiero un amor pasional, quiero beber del mundo pasional y saturarme de esa experiencia, si no es pasional no quiero nada, el amor no pasional me resulta mediocre y grosero, así de arrogante e infame soy, el precio entonces a pagar es la soledad.

¿Qué es el amor pasional? Será risible que un solitario que deambula en su pesar quiera hablar de las pasiones, entonces voy a emplear un recurso inhóspito y místico, voy a invocar el amor de otro lugar, de otra época y de otro andar, donde de mi mano se entrelazaban sus dedos en un sendero sin rumbo, no hacía falta un destino porque en su compañía daba igual, aquí o allá uno era inmensamente feliz pues tenía su cuerpo firmemente afianzado a mis brazos, su aliento en mi rostro y podía mirar la profundidad de su pupila, con lo anterior la plenitud y paz en su máxima expresión invadía mi sentir. ¡Qué importa el rumbo o lugar! ¡Qué importa todo lo demás! Si se tiene entre los dedos, los brazos y en el pecho el ser que modifica la realidad y todo deja de importar, si se tiene en la existencia el amor pasional.
No sé si lo soñé o lo viví, pero aunque ahora estoy solo vivo enamorado de la existencia de alguien más, es una mujer que no conozco, que no está a mi lado, que las manos que ahora escriben no han tocado, que la consciencia que ahora redacta no ha experimentado, pero en cierta manera es real. Vida mía, déjame invocarte a través de esa memoria ilusoria que te trae a mí para sentir la pasión y escapar así unos instantes de mi pesar y por medio de estas líneas hablar del amor pasional.
Te traigo a mí porque me perteneces en el recuerdo que va más allá del tiempo, porque no te ubico en una fecha pero de alguna manera vives dentro de mí, entonces permíteme decirte lo siguiente: Te voy a cuidar porque cada segmento de ti evidencia la divinidad que mora en el universo, te voy a procurar porque cada instante de ti estruja mi sentir y me siento pleno, seguro y sin miedo, te voy a honrar porque eres la respuesta que la vida me da cuando pienso el sentido mismo de todo lo que es y será, te voy a guardar dentro de mí porque lo que me haces sentir trasciende el tiempo y el espacio, tan es así que la vida y la muerte no representarán un impedimento para seguirte amando entonces amor mío, vendrás a mí a través de las letras cada que me ardan las manos.
Soy devoto de tu figura y aroma, soy admirador de tu andar y tu postura, soy adicto a tu sabor y tu textura, me vuelco en tus ojos y me disocio, entonces entro en un estado crepuscular donde no se si su belleza realmente pertenece a esta dimensión y me engañan a mí mis propios ojos. En tu cabello se gestan los dones más preciados de la naturaleza, penden de tu cabeza como el milagro que esperaba ver para corroborar la existencia de Dios. He perdido la razón sólo para adorarte y fundir mi existencia inmaterial a la tuya y así mi amor, jamás olvidarte. Eres de mí amor como yo de ti, eres de mí amor como la sangre al cuerpo o la inmensidad a la mar y los cielos, soy de ti amor como la experiencia al entendimiento o la razón al credo. Te amo sólo como en los terrenos del amor pasional se puede hacerlo.
No existes aquí ahora mismo mi amor pero que ello no sea un dato de que estoy enloqueciendo, sólo través de la invocación que hago de ti quiero sentir una vez más el amor dentro de mí creciendo, el amor que tanto necesito, el dolor que alguien que en su soledad invoca el amor que trascendió en el tiempo.
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